Los períodos en los que no comemos la bilis que produce el hígado se acumula en la vesícula. Así, cuando vuelves a comer, y especialmente si se trata de una comida rica en grasa, la vesícula libera esa bilis para que ayude al proceso de digestión.
Sin embargo, es posible que por distintos procesos bioquímicos anormales se formen cálculos o formaciones sólidas que obstruyen el conducto de salida de la vesícula.
“La única forma de prevenir un ataque a la vesícula, una vez diagnosticada la presencia de cálculos, es la cirugía de extracción de la vesícula o colecistectomía”.
Lo habitual es que esta cirugía se realice por vía laparoscópica, esto es, a través de pequeñas incisiones en la pared abdominal. “Sus ventajas son múltiples, destacando el menor dolor postoperatorio, menos complicaciones y menor estadía hospitalaria.
En la mayoría de los casos se realiza de esta forma, reservando la cirugía abierta solo para casos de inflamación de varios días que dificulten la operación por laparoscopía”, indica el doctor Funke.
Esta cirugía se realiza en el pabellón, con anestesia general y dura alrededor de 45 minutos. “En promedio la hospitalización es un día. Los pacientes se van de alta con un régimen liviano y actividad moderada por una semana”, señala este especialista.
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